martes, 20 de septiembre de 2011

EN BUSCA DEL ARCA DE LA ALIANZA EN SANTO TORIBIO DE LIEBANA


LA LEYENDA DEL ARCA DE LA ALIANZA EN SANTO TORIBIO DE LIEBANA
Desde que los romanos saquearon Jerusalén y se llevaron el Arca de la Alianza a Roma, el Arca se ha convertido en una de las piezas más codiciadas por los arqueólogos y los estudiosos de todos los tiempos. Objeto de veneración y de miedo a partes iguales el Arca encierra en sí misma la esencia misma de divinidad del ser humano y de su estrecha relación con Dios, quizá por eso desde el mismo momento en que Moisés la construyo según los designios marcados por Yahve se convirtió en un oscuro objeto de codicia y deseo.


Este maravilloso objeto fue buscado en las inmediaciones de Santo Toribio allá por el año 1994 cuando el diario “Alerta” se hizo eco de la presencia de investigadores norteamericanos realizando investigaciones en los alrededores del monasterio. Según contaba la noticia el equipo de investigación estaba compuesto por seis personas que, con importante material científico, realizaban pruebas de radiación . El grupo de investigadores situaban el Arca en la cripta del templo, bajo el Altar Mayor. Pero…. ¿cuál es el punto de partida que da pie a situar en Liébana el Arca de la Alianza?
El origen de la creencia hay que situarlo en pleno centro de nuestra capital Santander, en la bulliciosa biblioteca Menendez y Pelayo se encuentra un incunable por el Padre Sota (Los Príncipes de Asturias y Cantabria) donde se cuenta cómo el Conde de Santa María de Lebeña a su regreso de Jerusalén junto a Toribio de Liébana —todavía no era santo—, trajeron una gran cantidad de reliquias ocultándolas posteriormente en una cripta bajo el Altar Mayor del actual monasterio. Con el tiempo la amistad entre ambos personajes se decayó siendo el motivo esencial las propias reliquias y su custodia que mantenía fielmente de las mismas Santo Toribio. Ante esta circunstancia nos relata el libro del Padre Sota que el Conde mando un grupo de soldados a recuperarlas y cómo al acceder a la Cripta para llevárselas a su señor, “quedaron todos ciegos por una luz brillantísima”. La presencia de los elementos esenciales del viaje a Jerusalén, el retorno con un importante número de reliquias de un alto valor y la propia “radiación” que manó de la Cripta al acceder a ella similar a la que cuenta la tradición emitía el Arca el su Sancta Sanctorum o la propia historia de Uza que de camino a Sión habría intentado sostenerla en un momento de bamboleo y cayó muerto de repente, son esenciales para situar el Arca en Liébana.


Con todo, la forma de hilar toda la trama que sitúa al Arca en Liébana no deja de sorprender por lo curioso del hecho, si bien, en toda esta historia entra en liza un cántabro anónimo, de esos que marcan día a día el porvenir y el misterio de esta tierruca, como es Críspulo Cortés Cortés. Amigo íntimo del mítico Erich Anton Paul von Däniken autor de numerosos best sellers y que ha vendido más de 63 millones de ejemplares de sus 26 libros, le hizo llegar las informaciones que situaban el Arca en Santo Toribio y de ello se hicieron eco en la Asociación de Astronomía Antigua, extendida por muchos países, aunque con núcleo y sede permanente en Estados Unidos. 
Esta asociación sería la que financió y desarrollo las investigaciones en las inmediaciones del Monasterio aunque cuenta Críspulo que “en cuanto hablaron del libro incunable del Padre Sota, todas las puertas les fueron cerradas de golpe” y con ello la colaboración de los responsables con las investigaciones.


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