lunes, 19 de septiembre de 2011


GALANTEO MORISCO
Del pueblo sale la mora,
de Soria la bien sabida.
Íbase hacía urbe grande,
do madre y padre tenía.
Errado lleva el sendero,
errada lleva la vía.
Arrimase a un viejo roble
por esperar compañía.
Vio llegar a un caballero
que a la Villa lleva guía.
La moza desque lo vido,
désta suerte le decía.
Si le place caballero,
llévesme en su compañía.
Pláceme, dijo, zagala…
Pláceme, dijo, por vida.
Apeóse el figlio de algo,
para hacelle cortesía.
Puso a la moza en las ancas
y subiérase a la silla.
Entre medio del sendero
de afectos la requería.
La moza, desque le oyera,
díjole con osadía.
Tate, calmo caballero,
no fagaís tal villanía.
Soy la figlia de morisco,
con muy grave malatía.
El huomo que me palpase,
malato se tornaría.
Con temor el caballero
palabras no respondía,
Y á porta de la gran Villa,
la mora ya sonreía.
¿De qué reís mí zagala?
¿De qué reís prenda mía?
Me rio de un figlio de algo
y de su gran cobardía.
“Tener una mora en ejido
y acatarla cortesía”
Con pavor el filio de algo,
estas palabras decía.
“Retornemos al sendero
que la labor me fascina”.
La moza muy circunspecta
díjole que no volvía.
Ni nadie aunque volviesen
a su entidad palparía.
Soy Figlia de los plateros
y extrema en orfebrerías,
Al huomo que la palpase
barrumbadas costaría.
La morisca virgen sigue
y manceba de por vida.

Autor:
Críspulo Cortés Cortés.
El Hombre de la Rosa

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