lunes, 19 de septiembre de 2011

El ANALFABETO


El ANALFABETO
Está llorando una España
Pensando que la otra muera.
Y se han quedaron las dos
Sin sosiego en la trinchera.
Las dos están tan cansadas
Que aletargadas se quedan.
Por las quimeras de siglos
Que se enfrentan las ideas.
Está triste el combatiente.
Porque no sabe de escuela.
Que pena tan grande tiene
Por no conocer las letras.
El parte que ha recibido,
Es crucial para la guerra
Nadie puede descifrarlo
En su zona de trincheras.
Todos son gente de ejido,
Analfabetos de escuelas.
El sudor de las angustias,
Entran con mohín bravío,
Apretando está sus puños,
Con el parte y con la letra.
Está junto a Valsequillo,
En el frente de la guerra.
Con furor y con despecho,
Lanza el papel a la tierra.
En ese instante preciso,
Que los fascistas esperan.
Un tiempo de arremeter
A la barbarie de escuela.
El combatiente y la tropa,
Pordioseros de la guerra,
Aguantan las embestidas,
Con valor y con decencia.
Los muertos y los heridos,
Mezclados entre la tierra.
Con el rojo de su sangre,
Empapando tierra negra.
El combatiente rabioso,
Dispara esencia de letras,
Con estruendo libertario,
Sin saber nada de escuela.
Un jirón flota en el aire,
De una tricolor bandera,
Teñida con mucha sangre,
De unos hijos de la tierra.
El rencor de dos Españas,
Es eterno por su esencia.
Y se mete entre las almas,
Como virus de epidemias.
La arribada de la sombra,
Sosiegan las bayonetas,
Que traspasan la barriga,
Antes de besar la hierba.
Amparan sus posiciones,
Con lo nada que le queda,
Haciendo aferrarse está
En los pedazos de tierra.
Destinos libres del astro,
Irradiarle en su ceguera,
Y averiguar el mensaje,
Para que gane la guerra.
Pero la sombra se calla,
La voz del papel se seca,
Y la mañana se anuncia,
Sin saber de lo que sea.
Al ser la media mañana,
Una bomba traicionera,
Le quita de los sudores,
Por no visitar escuelas.
Así murió el camarada,
Por no saber unas letras.
Qué pena tiene la tropa,
Que vaga por las escuelas.
La España de los obreros,
Que triste y sólo le dejas.
Porque se quedaron todos,
En camposantos de tierra.
El camarada se ha muerto,
Con él se fueron las letras.

Autor:
Críspulo Cortés Cortés
El Hombre de la Rosa

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