martes, 20 de septiembre de 2011

Campesinos tristes


Campesinos tristes
La tierra que suda y el hambre que llega


Mujer de faldón pardusco, señora de escardó largo,
Esposa de sudor negro, madre de cortijo blanco.
Compañera y campesina, de segadores del campo,
Tiene que tener, teniendo, los granos de trigo blanco.
Siega que siega el hocino, suda que suda la mano,
Que corta espigas de oro, sin reposo, ni descanso.
Mujer de faldón oscuro, dama de miseria y barro,
Cansada por las angustias, de tocino y de gazpacho.
¡Pon un puñado de migas, en mi fiambrera de barro!
¡Que me marcho a trabajar, con el hocino en el campo!
¡Hay hambres de merendar, en vientres desamparados!
¡Con postraciones accedes, a engrandecer tu salario!
¡Entre las espigas de oro, siega que siega, segando!
¡Que los haces que recoges, son futuros panes blancos!
No comes lo que tú tocas, careces del trigo blanco,
Para hacer la harina pura y traspasarte un bocado.
Siega que siega, el hocino, suda que sudan tus manos,
La resplandeciente espiga, no mira el sudor extraño.
El pañuelo negro y sucio, que limpia sudores malos,
No lo enjuagan las espigas, la tierra lo está mirando.
Una indigencia tan triste, se viste de luto blanco,
Con la faja comprimida, en cinturones sin caldo.
Siega que siega, el hocino, suda que suda tu mano,
Está la España muy triste, de riegos de sudor blanco.
Cuando señores de abusos, haciendas van engordando,
Ejidos de aplazamiento y espigas de oro empapado.
España triste nos dejas, sin esperanza en el campo.
Siendo despensa de Europa, llena de terrones pardos.
Cuando se reavive el hambre, será ya tiempo de ararlo.
Quiero mi trozo de España, para sembrar trigo blanco,
Que la indigencia no quiere, tener sin arar los campos.
Autor:
Crispulo Cortes Cortes
Sábado 4 de junio de 2011



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